miércoles, 28 de agosto de 2013

Saladino, el caballero de Oriente

Al-Nāsir Salāh ad-Dīn Yūsuf ibn Ayyūb , conocido como Saladino. Fue uno de los grandes mandatarios del mundo islámico, siendo sultán de Egipto y Siria incluyendo los dominios de Palestina, Mesopotamia, Yemen, Hiyaz y Libia.2 Inició la dinastía ayubí, que gobernaría Egipto y Siria en los años siguientes a su muerte.

Fue un firme defensor del islam y de la ortodoxia religiosa representada por el sunismo, unificó política y religiosamente el Oriente Próximo, combatiendo y liderando la lucha contra los cristianos cruzados y acabando con doctrinas alejadas del culto oficial musulmán representado por el Califato Abasí. Uno de sus mayores hitos es haber vencido en la batalla de Hattin a los cruzados, ocupando de nuevo Jerusalén para los musulmanes y tomando Tierra Santa. Como resultado de este acontecimiento en Occidente provocó la Tercera Cruzada liderada por Ricardo I de Inglaterra que se convirtió en mítica tanto para occidentales como para musulmanes.


Su fama trascendió lo temporal y se convirtió en un símbolo de caballerosidad medieval, incluso para sus enemigos. Sigue siendo una figura muy admirada en la cultura árabe, kurda y musulmana.

La ocupación del país del Nilo puso fin al período fatimí y sirvió para realzar el prestigio de Saladino dentro de un islam aún traumatizado por la caída de Jerusalén en poder de los cruzados en 1099. A la muerte de Nur al-Din, hasta aquel momento considerado como el gran campeón del islam, Saladino supo maniobrar con destreza para apartar a sus sucesores y afianzarse en el poder en Siria.
Conseguido esto, inició la reunificación de los diferentes estados islámicos de Oriente y organizó para ello un poderoso y disciplinado ejército cuyo núcleo fundamental eran los fiables guerreros turcos y kurdos. Una vez se sintió seguro de sus fuerzas, reavivó la guerra santa y atacó al Estado de los cruzados en Palestina en 1187. Con suma habilidad estratégica, atrajo al principal ejército cruzado, el del rey Guido de Lusignan, a los Cuernos de Hattin, donde lo cercó y aniquiló.
A partir de esta victoria, las posesiones cruzadas en Tierra Santa, con inclusión de Jerusalén, fueron cayendo una tras otra. La reacción de los cristianos no se hizo esperar y se inició la Tercera Cruzada: un poderoso ejército mandado por los reyes de Francia e Inglaterra, Felipe Augusto y Ricardo 

Corazón de León, desembarcó en Acre y sitió la ciudad. Los intentos de Saladino para socorrer Acre fueron infructuosos, y ésta fue tomada por los cristianos en 1191.
Saladino dedicó entonces sus energías a detener el avance de Ricardo Corazón de León en dirección a Jerusalén. La enconada resistencia de los musulmanes logró por último contener los progresos de los cruzados y se firmó una paz que dejaba el interior de Palestina, incluida Jerusalén, en manos de los musulmanes, si bien se aseguraba el derecho de paso de los peregrinos a esta ciudad.
Concluida la guerra, la figura de Saladino fue reverenciada, ya que se le consideró el salvador del islam. Los mismos cruzados no dudaron en resaltar su valentía y su honor. 

En mis ratos libres de metro de camino a la facultad leí este libro (http://www.lecturalia.com/libro/18686/el-libro-de-saladino), y por eso os lo recomiendo.       

Este video también os aclarará muschas dudas.          

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